miércoles, 4 de agosto de 2010

Hello hello

-¿Por qué dejaste de hablarme?

-Porque soy un pendejo… ¿o qué pensabas? ¿Qué decidí alejarme de ti por una razón inteligente? Si me era más cómodo jugar a que no te quería, si hasta disfruté ver que te dolía mi indiferencia y disfruté pensar que cuando yo partiera tú te quedarías y yo reiría volteando la cara, porque a mí me esperaba mucho y a ti no te esperaba nadie. ¿Qué otra razón podría tener yo, más que ser estúpido, para reírme del dolor tuyo? 
Y después de dejarte estuve molesto. No porque te quisiera, o porque tú a mí no, o porque no te importara, o porque no me importara a mí, lo que pasa es que sabía de antemano que este reencuentro correría por mi cuenta, cuando supiera lo que ahora sé; qué mal saben las palabras que antes se han dicho con rencor. Y es que si no soy yo ¿quién vendría ahora a doblar la mano y decir hola, otra vez? Ya sé que te cuesta mucho decir yo también sufro y también te quiero, por eso mis palabras hablan por los dos, por eso volví y por eso te digo que me des tu mano y camines conmigo, pues no son nuestras vidas direcciones opuestas. Nos necesitamos así tal cual ¿ves?, con estos cuerpos y con estos nombres. Y si acaso corrigieras uno de tus defectos, ahora entiendo, ya no serías quien yo quiero, llevarías otro nombre. Te llamarías decepción y sería la única forma de no quererte. ¡Ah! mira qué duro es aceptarte por completo, pero yo sé que me entiendes, si esa mirada yo ya la conozco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario